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BIOGRAFIA VANESSA GOMEZ GRISALES

La resiliencia ha sido la esencia de su vida, el propósito de su ser, la llevó al pleno convencimiento de que el amor propio, la aceptación, la confianza en sí mismo es la clave del éxito.

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Imperfectamente perfecta es la marca personal de Vanessa Gómez Grisales, una joven colombiana con una condición llamada dismelía la cual consiste en la ausencia o malformación en alguna de las extremidades del cuerpo.

Ha trabajado con niños en su misma condición y sus familias, es líder de la comunidad de personas con dismelía en Colombia (Fundación Imperfectamente Perfectos). Es una activista en Colombia y trabaja para salvaguardar los derechos de las personas con discapacidad, se ha involucrado con diferentes universidades trabajando la parte de sensibilización de proyectos, así mismo realiza charlas y talleres motivaciones para el sector educativo. Ahora, sigue construyendo su mayor propósito el cual es su FUNDACIÓN IMPERFECTAMENTE PERFECTOS, para seguir con la intención de ayudar a su comunidad a través de proyectos educativos, de capacitación y otros espacios donde niños, adolescentes y padres puedan reencontrarse con su verdadera función, sus capacidades y talentos.

El contenido de sus charlas está enfocado en temas como: educación inclusiva, calidez en el servicio, psicología positiva, derechos humanos, el respeto a la diversidad en las personas con discapacidad, la inclusión social, la inteligencia emocional, el perdón, la autoestima, el amor propio, la aceptación, la inteligencia espiritual, entre otras.

Su interés es difundir la cultura del respeto, la inclusión, la participación en la sociedad de las personas con discapacidad y su responsabilidad trabajar en proyectos para personas con discapacidad, sin desconocer las distintas problemáticas actuales.

Ha logrado la difusión de reportajes sobre su vida en diferentes medios, que han sido fundamentales para el crecimiento de su labor.

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MENTES POSIBLES EN CUERPOS DIVERSOS

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Hoy como un día más entre tantos, desperté, pero hay muchos que aún no lo hacen, en el amanecer tomó un buen desayuno, muy placentero, que algunos devuelven o no consumen por vanidad, la higiene del baño diario me refresca el cuerpo y la mente, desafía a este día que ha de venir y rememora los tantos días que ya han pasado. Nací con la ausencia de medio brazo izquierdo, como tantos otros que también son faltos de alguna otra extremidad o parte del cuerpo, al igual que un sin número de personas que nacen apartados socialmente.

Reconozco la falta de los tejidos, músculos y huesos del antebrazo en cuestión, pero no por eso me siento incapaz de vivir; estoy tan capacitada como cualquier otro para hacer de todo sin negación alguna. Comprendo el sistema de una sociedad poco incluyente y por el contrario fuente de discriminación, pero luchó sin descanso por lo que este sistema no hace, me mantengo en la esperanza de paz y el sueño de progreso. No me enfrento a la idea de que seamos iguales, porque no lo somos, protesto por hacer visible el valor que tiene cada persona y el respeto por la diferencia.

Así mismo, aprecio a la especie humana en su totalidad y me rehúso a pensar que la sociedad actual se mantiene apegada a temas efímeros en la virtualidad, en estereotipos de belleza y la estigmatización cultural. ¿Qué sería de aquellos (as) que pierden la cordura por un cabello desgastado, si supieran que no crecería de nuevo? ¿Cómo afrontaría el ser humano la idea de nacer sin nariz, boca, ojos u orejas? ¿Se escabulliría entre el infierno y la miseria a falta de una parte corporal o por la ausencia del sentido del olfato, gusto, visión o la audición? me temo que la idea del infierno sería en principio la razón.

Frecuentan preguntas hacia mí entre conocidos y personas que transitan en mi vida, ¿cómo te peinas? ¿De qué forma te pintas las uñas? ¿Debe ser difícil amarrarse el calzado? entre otras tantas incógnitas del diario vivir, sonrío y sólo puedo responder “como tú lo haces, con normalidad”. Evidentemente no lo es, pero falta imaginación en el mundo y algo debo influir con mi respuesta.

Hace falta mayor conciencia en la población, acerca de que no todos somos iguales, cada persona tiene una esencia particular que lo hace único y que la verdadera riqueza está en el respeto al otro, en su singularidad, en la aceptación de la diversidad y la negación de la discriminación. Es necesario referir que la indiferencia sobre la condición de las personas no es el camino para la felicidad sino la valentía por afrontar la adversidad. Tengo por tarea demostrar que un millón de “me gusta” y diez mil “amigos” en Facebook no definen la personalidad de las personas. Además es indispensable mostrar al ser humano que hace cualquier cosa por reconocimiento, como una persona que no se reconoce a sí misma, que cae en el inmenso mar de las redes sociales solo para convertirse en un objeto ante los demás.

Y recordemos aquella frase que decía “no es mejor ser humano el que dona del dinero que le sobra, sino aquel que comparte una comida siendo lo único que posee”. Por todo esto y lo mucho que falta por expresar, les comparto “la grandeza humana está en el sentir y expresión de los actos sinceros”.

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Visibilización de los límites

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Hola mi nombre no importa al final les contare. Lo que importa es la breve historia de una parte de mi vida personal que espero y deseo sea de gran inspiración a todo aquel que lea este escrito. Quiero aclarar tajantemente que estas letras, no son para que cambien de chip como dirían algunos motivadores desconocedores de su propia realidad y que con su discurso pretenden hacernos creer que somos maquinas a las cuales se les cambia una pieza y, asunto solucionado. Lo que quiero compartirles desde mi alma es la capacidad del ser humano de sobreponerse a cuanta adversidad se interponga y que me ha permitido asumir con mayor entereza mi vida.

Nací como la gran mayoría de ustedes, por parto natural. Sin embargo, por cosas de la vida una parte de mí no se formó. Esa parte fue mi brazo izquierdo que caprichosamente no quiso desarrollarse por completo. Algunos médicos dirían que fue una malformación genética, otros dirían que por cuestiones nutricionales, en fin, un sinnúmero de explicaciones científicas que en este momento no vienen al caso. Lo que yo pienso al respecto es que sea cual fuere la razón de mi “discapacidad”, no es para cambiarles el chip y mucho menos ser ejemplo de vida, sino para demostrarles que la incapacidad humana es por naturaleza, un miedo interno que todos tenemos y que nos imposibilita potenciar lo que tenemos sobre lo que no tenemos.

Soy afortunada porque en un mundo donde el concepto de belleza es obtuso y cada día se difumina más por los cánones de lo bello impuestos en ritmos frenéticos y vertiginosos, Dios me hizo como me hizo, hermosa, valerosa y fuerte y como todos ustedes con mis propios y constructivos miedos internos. Y quiero ser honesta con ustedes y evitar la hipocresía: soy bella porque aprendí a existir con mis limitaciones tanto mentales como físicas, y no porque mi cara sea bella, entonces compensa la falta de mi antebrazo. No mis queridos amigos, no más colombianadas. Soy bella porque en este punto de mi vida, potencio lo que tengo frente a lo que no tengo.

No me quiero extender mucho pero si me lo permiten les quiero compartir esta sentida reflexión:

Cada cual que viva como quiera y no es que no me importe la humanidad, simplemente se trata de vivir como a cada quien convenga con limitaciones, miedos, tristezas, desesperanzas, etc., es decisión de cada ser humano en su libre albedrio, vivir como le plazca. Lo que me interesa es que tomemos conciencia de nuestra luz interna, esa que permite reconstruirnos física y espiritualmente, y la que en ultimas, nos permite caminar entre sombras que nos quieren cambiar el chip y moldearnos en una sociedad que perdió lo verdaderamente bello en el espejo de la vanidad.

Quiero compartir un trozo de mi vida con ustedes porque es mi deber amoroso decirles que si se puede vivir con “limitaciones” y que cada cual tiene las suyas desde el desastre de una dañada de celular lo cual es absurdo pero respetable hasta la amputación de un miembro inferior de compatriota en la guerra. Lo que quiero decir es que mi responsabilidad es compartir con ustedes algo que me ha hecho grande en mi vida: la capacidad de resiliencia que me ha dado mi existencia a través de lo que soy y seré. ¿Alguno de ustedes se ha preguntado que se siente extrañar lo que no se ha tenido?

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